La bomba de tiempo que estallará

“…Mientras al interior de nosocomios o clínicas se hacen esfuerzos extraordinarios por salvar la vida de quienes hoy padecen de un contagio por COVID-19, afuera, crece peligrosamente y de manera silenciosa, una bomba de tiempo que estallará inevitablemente con decenas de miles de enfermos crónicos que llegarán a los hospitales con un sin fin de padecimientos avanzados e incluso, en fase terminal”.
“Puebla y su sistema de salud que pertenece al esquema del Instituto de Salud para el Bienestar INSABI, no recibió medicamentos en Enero y tampoco hemos recibido nada en lo que llevamos de Febrero… Sin embargo, en Puebla tenemos que salir al paso buscando medicamentos de toda índole, para COVID y para otros padecimientos crónicos… esto lo venimos haciendo como sociedad desde hace muchos meses y este gobierno siempre responderá a las necesidades de salud que tenga su pueblo…”
En esos términos lo puso Miguel Barbosa Huerta, Gobernador de Puebla al hablar de la compleja situación que enfrenta el estado en materia de hospitalizaciones producto de los incesantes contagios por Covid-19 que sigue registrando el sistema de salud en la entidad.
La realidad es que desde el inicio de la pandemia en Puebla, esta ausencia y falta de apoyo federal ha sido una constante en los hospitales y clínicas poblanas en donde hace meses, se “estiran” y se adaptan los tratamientos disponibles no solo para atender la crisis de salud provocadas por el Sars-CoV-2, sino por un elevado numero de padecimientos crónicos que se han tornado en una verdadera bomba de tiempo que inevitablemente estallará en los próximos meses.
El ejecutivo estatal reconoció también que hoy no solo se batalla contra la pandemia y la falta de apoyos institucionales. Algunas farmacéuticas y su red de distribuidores han aprovechado esta grave crisis sanitaria para encarecer toda una gama de medicamentos para padecimientos graves como el cáncer y otros.
Y es ahí justamente donde está el riesgo de una potencial debacle sanitaria en nuestro inocente, adormecido e indiferente México de cuarta transformación. Aquí algunas señales preocupantes y nada difundidas:
Actualmente el sistema de salud nacional y el de cada estado del país, se han visto en la necesidad de adoptar el código de “Alerta Máxima” lo que significa prepararse para atender una circunstancia extraordinaria que amenaza a la salud de toda la población.
El protocolo (ya establecido desde el odiado e inaceptable pasado) marca que se debe iniciar un proceso gradual y a veces inmediato de todas las atenciones programadas
para resolver padecimientos naturales de una población expuesta a males como crisis por infecciones, hernias, afectaciones inflamatorias, vías biliares, cirugías no urgentes, etc.
El plan dictamina también, suspender la consulta externa de especialidad y de subespecialidad a fin de evitar la exposición de contagio en una población con diferentes padecimientos ya diagnosticados.
Lo único que puede y debe prevalecer en la atención hospitalaria dentro de este protocolo internacional, son los servicios de urgencias, donde todos los médicos especialistas deben ser re-direccionados para atender desde estas áreas a la población no infectada, pero si necesitada de algún tipo de atención.
Lo grave de este plan de contención y manejo de daños, es que inevitablemente, el tiempo no se detiene y esa condición se encarga de agravar los padecimientos crónicos que siguen creciendo al interior de cada uno de las personas que los padecen.
Sobre este peligroso y grave escenario que ahora mismo están enfrentando millones de mexicanos y poblanos con diferentes enfermedades como las cardiovasculares, el cáncer, la diabetes, la hipertensión y otras muchas más, casi ninguna autoridad habla, porque toda la atención está puesta en la “gran batalla” contra el COVID-19, cuando atrás, se está fraguando la verdadera guerra de Puebla, de México y de muchos países limitados del mundo: La salud del resto de la población no infectada.
Ese peligroso “tic-tac” no detiene su grave advertencia, al tiempo que pocos están prestando atención a sus indeseables proyecciones. Más aún, hay quienes no solamente lo ignoran, sino que promueven un comportamiento irracional e irresponsable que hasta ahora solo ha derivado en un grave escepticismo colectivo que hunde al país en una ola de contagios de la que sencillamente no podemos salir en este país.
Aunado a lo anterior, están las medias verdades que los responsables del manejo de la pandemia han adoptado como estrategia de comunicación para quienes habitamos en este país. Desde las proyecciones erráticas, pasando por los presupuestos destinados y “garantizados” para atender y salvar vidas, hasta un programa nacional de vacunación eficaz contra el COVID-19, que nadie conoce, ni siquiera los responsables de la salud en cada estado de esta república mexicana.
Un dato que pinta por completo este cuadro, es que desde el pasado 24 de Diciembre, fecha en que se puso en México la primera de dos dosis de la vacuna contra esta cepa del SARS-CoV-2, hasta ahora, se han aplicado 725 mil inoculaciones, en un territorio de 126 millones de habitantes.
Según datos oficiales, hasta el pasado 11 de Febrero la Secretaria de Salud Federal registró en su plataforma de internet para registrarse y recibir la tan anhelada vacuna,
4 millones 535 mil 997 adultos mayores, de un universo de 14 millones 460 mil 754 adultos mayores de 60 años registrados por el INEGI.
En el mundo estos son los 10 países que mas dosis han aplicado a su población para inmunizarla contra el COVID-19:
-EEUU 48 millones 100 mil vacunas. (14.6 dosis por cada 100 habitantes).
-China 41 millones vacunas. (2.89 dosis por cada 100 habitantes).
-Reino Unido 14 millones vacunas. (21 dosis por cada 100 habitantes).
-India 7 millones de vacunas. (0.51 dosis por cada 100 habitantes).
-Israel 6 milles 156 mil vacunas. (68 dosis por cada 100 habitantes).
-Emiratos Árabes 4.7 millones de vacunas. (44.5 dosis por cada 100 habitantes).
-Brasil 4.5 millones de vacunas. (2.1 dosis por cada 100 habitantes).
-Alemania 3.6 millones de vacunas. (4.4 dosis por cada 100 habitantes).
-Turquia 3 millones de vacunas. (3.6 dosis por cada 100 habitantes).
-Italia 2.8 millones de vacunas. (4.6 dosis por cada 100 habitantes).
Nuestro México hasta ahora… 725 mil vacunas. (0.57 dosis por cada 100 habitantes).
El reto sigue siendo mayúsculo en esta batalla que muchos generales siguen viendo en una sola dirección bajo los lentes de la política, mientras que la verdadera guerra sigue creciendo entre enfermos crónicos sin atención, la indiferencia criminal de una sociedad que se niega a aceptar que nuestro estilo de la vida cambió irremediablemente y una clase gobernante que pareciera se ha estacionado en una estrategia poco alentadora: Que quiebren los que tengan que quebrar… Y que se contagien los que se tengan que contagiar.
Por Iván Mercado